A finales del 2008 se entregaron en forma de mapas los resultados de una investigación llamada México Indígena a dos comunidades zapotecas de la Sierra Juárez, misma que había iniciado dos años antes un equipo de geógrafos de la Universidad de Kansas. Lo que apareció como un proyecto en beneficio de las comunidades, deja ahora a muchos de los participantes con la sensación de haber sido víctimas de un acto de geopiratería.