Pareciera que el mundo, tan angustiado de repente por el cambio climático, ha descubierto mágicamente la puerta de salida del infierno. De la mano del mediático y ahora apreciado Al Gore (siempre la derrota enaltece, más cuando es a manos de un obtuso), pareciera que hemos confirmado que el problema es la nafta y que hay que hallar la forma de llenar el tanque del auto con un combustible “ecológico” para descansar tranquilos y no sentirnos responsables de colaborar con el calentamiento global