La Comisión Europea está allanando el camino a la industria de los combustibles fósiles para que continúe su actividad contaminante sin trabas. Incluso se revocan directivas que limitaban el uso de los combustibles más sucios para facilitar su entrada en el mercado europeo de la mano de los acuerdos comerciales con Canadá y EE UU que se están negociando.