Desde la supuesta consulta del llamado Tren Maya, ha habido poco debate respecto a los impactos sociales y ambientales del proyecto. El ahora titular de FONATUR, Rogelio Jiménez Pons, se ha limitado a reproducir un discurso que silencia las necesidades de las comunidades campesinas e indígenas y prioriza los deseos de inversión de las empresas como si éstas fueran a solucionar las condiciones de crisis social y ambiental que produce vez tras vez el patrón de acumulación de capital.