En su traspatio, como jornaleras, empleadas, pescadoras y recolectoras, las mujeres rurales son responsables de más de la mitad de la producción de alimentos, preservan la biodiversidad y garantizan la soberanía y la seguridad alimentaria. A cambio, su situación es de pobreza, marginación y, en general, están en peores condiciones que los hombres en términos de acceso a recursos y remuneraciones.