Durante los últimos años quisieron hacernos creer que la gran minería a cielo abierto era la "unica" alternativa para el desarrollo de los pueblos más alejados de las ciudades y que traería el "progreso", presentándose como un sector productivo de grandes posibilidades de desarrollo y con un futuro prometedor. A partir de las experiencias en distintos puntos del país, fueron apareciendo verdades y por sobre todo la realidad: muchas ganancias, pero sólo para las grandes corporaciones extranjeras, desolación y falta de agua en las comunidades, y sumándoseles graves problemas de contaminación ambiental.