"La expansión de los cultivos transgénicos empieza consumiendo superficie de ambientes naturales. El desmonte ya produjo en Argentina la desaparición del 80% de sus bosques nativos, y en provincias como Córdoba –dominada por la soja transgénica- solo queda el 5% de los bosques nativos cerrados que tenía originalmente. Al reducirse la superficie de los ecosistemas naturales disminuye también la "distribución" de la biodiversidad."