El río Madera, un afluente del Amazonas que drena áreas de Bolivia, Perú y Brasil, tiene una de las cargas de sedimentos más altas del mundo. Las preguntas de cómo estos sedimentos afectarían a las represas de Santo Antonio y Jirau, actualmente en construcción en Brasil, y cómo las represas afectan los flujos de sedimentos, han sido objeto de una controversia prolongada asociada con la licencia ambiental de las represas.