Los mensajes en torno a la consulta del 15 de abril no aclaran procedimientos, alcances ni limitaciones de la misma. Aunque sí tocan fibras emocionales de la población urbana y ladina, estimulando la ilusión de ser poseedores, en este caso, de playas blancas y empresas turísticas generadoras de riqueza. Ilusión propia de una cultura neoliberal que mercantiliza todo, y en la cual ser propietarios se constituye en factor de prestigio.