Territorios chilenos y mapuches se quemaron por igual. Pueblos enteros que estaban rodeados por monocultivos forestales de pino y/o eucaliptus ardieron en minutos. Más de dos semanas de incendios forestales han dejado en evidencia una débil institucionalidad estatal, con falta de recursos, profesionales y de tecnología para enfrentar este tipo de desastres.