El gobierno de Salvador Allende concluyó el proceso de la primera y única reforma agraria del Cono Sur, que puso 10 millones de hectáreas en manos del campesinado organizado en sindicatos comunales. El golpe militar de Augusto Pinochet, con respaldo terrateniente, respondió con una sanguinaria contrarreforma que concentró la tierra, privatizó el agua e instaló el monocultivo forestal.