El lockout, en inglés y en lenguaje económico político, es la huelga al revés: es la del propietario que cierra voluntariamente su fábrica en contra de las exigencias obreras. Si los afectados fueran los dueños del servicio de aguas y cerraran el chorro, dejarían un tendal de poblaciones en riesgo agónico. El lockout que cierra las tranqueras y los caminos y discrimina a su criterio el paso de mercadería amenaza a los consumidores con el in crescendo inflacionario y el desabastecimiento