Mientras los dueños de las arroceras y de las restantes chacras transgénicas se nutren y benefician de las fumigaciones aéreas que se llevan adelante sin ningún tipo de control por parte del Estado, ahora se auspicia ampliar la cuenca arrocera a 15 mil hectáreas, sin reglas mínimas en materia de promoción y preservación del medio ambiente, sin controles, de manera que los productivistas hacen y harán lo que quieren, frente a un Estado absolutamente permisivo.