"Es absolutamente vital la comunicación comunitaria, popular, el periodismo digno —como el que encarna La tinta— para visibilizar públicamente los impactos de esos modelos, que los grandes medios de comunicación esconden bajo la alfombra. Pero es también esencial para despabilar conciencias y para construir colectivamente esas otras narrativas, hoy más necesarias que nunca, materia prima de la historia y mazorca del cambio en nuestra América. Y, para hacerlo, hay que mancharse".