La transnacionalización del capital y la ruptura de la noción centro-periferia han puesto, en este siglo XXI, el mundo al revés. Esto nos obliga a enfrentamos a profundos escenarios de violencia en la medida en que Estados Unidos va perdiendo su hegemonía económica y política, y otros proyectos, como el de Rusia o el de China, van surgiendo y conformando un nuevo escenario internacional.