En pleno proceso de reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC), que culminará en 2013, continúa siendo imposible saber con exactitud quién recibe y para qué se destinan estas ayudas. Pero cuando intentas conocer quiénes son dichos perceptores una cuestión llama poderosamente la atención: un parte importante del presupuesto de la PAC acaba en manos de las empresas de la agroindustria.