En base a estudios realizados en animales y a datos epidemiológicos en humanos, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que ya existe suficiente evidencia como para clasificar al glifosato en la segunda categoría en toxicidad cancerígena. Es decir, un probable carcinógeno humano, al igual que el paratión, el malatión, el tetraclorvinfos y, en menor medida, el diazinón.