Uruguay: ¿Cuándo reaccionarán los poderes públicos?
En base a estudios realizados en animales y a datos epidemiológicos en humanos, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que ya existe suficiente evidencia como para clasificar al glifosato en la segunda categoría en toxicidad cancerígena. Es decir, un probable carcinógeno humano, al igual que el paratión, el malatión, el tetraclorvinfos y, en menor medida, el diazinón.
Bajo el título “Carcinogenicidad de tetraclorvinfos, paration, malation, diazinon y glifosato”, el grupo de trabajo de la IARC dice textualmente con respecto al glifosato:
“El glifosato es un herbicida de amplio espectro, en la actualidad el de más alto volumen de producción entre todos los pesticidas.
Se utiliza en más de 750 diferentes productos para la agricultura, silvicultura, uso urbano, y aplicaciones domiciliarias. Su utilización se ha incrementado notablemente con el desarrollo de variedades de cultivos genéticamente modificados para ser resistentes a glifosato (y se lo ha) detectado en el aire durante fumigaciones en el agua, y en los alimentos. Existía evidencia limitada sobre su carcinogenicidad en humanos”.
Glifosato en sangre y orina de trabajadores
Una absorción probada
El documento señala también que estudios de casos y controles por exposición ocupacional en Estados Unidos,Canadá y Suecia “reportaron aumento de los riesgos para linfoma no Hodgkin2, que persistieron después de ajustar por exposición a otros pesticidas”.
El glifosato se ha detectado en la sangre y la orina de trabajadores agrícolas, lo que indica su absorción.
“Los microbios del suelo degradan el glifosato y lo metabolizan a ácido aminomethylphosphoric (AMPA). La detección de AMPA en sangre después de intoxicaciones sugiere un metabolismo intestinal microbiano en los seres humanos”, indica.
Las formulaciones de glifosato y el glifosato han inducido daño cromosómico y daño en las cadenas de ADN en mamíferos y en células humanas y animales in vitro, destaca igualmente.
Y agrega: “Un estudio registró aumentos en los marcadores sanguíneos de daño cromosómico (micronúcleos) en residentes de varias comunidades después de fumigación de formulaciones de glifosato.
Pruebas de mutagénesis bacteriana fueron negativas. El glifosato, sus formulaciones, y su metabolito AMPA inducen estrés oxidativo en los roedores e in vitro”.
El Grupo de Trabajo clasificó en consecuencia al glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo 2A)”.
Las conclusiones a las que arribó la OMS confirman anteriores estudios realizados por científicos que alertaban sobre tumores en animales expuestos al herbicida, contaminación del agua, presencia de glifosato en agua de lluvia (por evaporaciones hacia la atmósfera), permanencia en el suelo después de varios años sin ser aplicado y poblaciones cercanas a los monocultivos afectadas por las fumigaciones de este veneno.
La situación en Uruguay
Una presencia invasiva
De acuerdo a la Dirección General de Servicios Agrícolas, en 2014 se importaron en Uruguay 20.766.128 kilos de glifosato formulado y 15.820.166 kilos de glifosato activo.
Es decir, más de 36.500.000 kilos. El 60 por ciento de los herbicidas utilizados en el país es glifosato con distintas formulaciones.
La expansión de los monocultivos agrícolas y forestales en la última década ha venido acompañada por el aumento del uso de agrotóxicos.
Mientras que en 2005 Uruguay importaba algo más de 60 millones de dólares por año de este tipo de sustancias, en 2014 treparon a casi 250 millones de dólares.
Parte de este veneno está destinado a los 1,2-1,3 millones de hectáreas plantadas con soja, con un crecimiento lineal respecto al uso de agrotóxicos. En la forestación, que ocupa un área cercana al millón de hectáreas, hay un consumo importante de glifosato en todo el proceso de producción: en el vivero, en la preparación del suelo previa a las plantaciones, para el control de malezas luego de plantar y, finalmente, para eliminar los tocones después de que el árbol es cortado.
También el sector lechero y el sector ganadero son potenciales consumidores de glifosato en la medida en que lleven adelante monocultivos en gran escala para pastura o verdeo.
Un punto importante a recordar es que las aplicaciones de este herbicida son realizadas por trabajadores, directamente expuestos a una sustancia reconocida por el máximo organismo mundial de la salud como un posible cancerígeno.
No sólo el glifosato
El paquete entero en cuestión
De acuerdo al estudio científico citado, el tetraclorvinfos, el diazinón, el paratión y el malatión también podrían ser causantes de distintos tipos de cáncer.
El malatión y el paratión son insecticidas que se utilizan en la agricultura. El malatión también figura en la composición de algunos piojicidas, colocando a la población más vulnerable, los niños, como la más expuesta.
Por su parte, el insecticida diazinón se utiliza en la ganadería.
La salud es lo primeroEscasa reacción gubernamental
La Intendencia Municipal de Montevideo destacó haber sancionado a 20 restaurantes en un mes por no quitar los saleros de sus mesas, mientras que otros locales fueron multados por no incluir en el menú la recomendación de no ingerir sodio.
La multa por incumplir con alguno de los puntos del decreto municipal que promueve medidas para reducir el consumo excesivo de sal y condimentos con alto contenido de sodio con el objetivo de cuidar la salud de su población, equivale a unos 300 dólares.
Es plausible que los gobernantes se preocupen por nuestra salud cuidando que no abusemos de la sal.
Sin embargo, nada se dice -ni se hace- en relación a los miles de toneladas de agrotóxicos que se están aplicando en las cercanías de las poblaciones.
Ni sobre la ausencia de un reglamento que contemple a las viviendas que no están bajo la categoría de “zonas urbanas, suburbanas, centros poblados o escuelas rurales”, que están siendo fumigadas y sus habitantes intoxicados.
Consumir más o menos sal es una decisión individual, pero fumigar a las personas con venenos sospechosos de ser cancerígenos debería ser considerado un crimen.
Es más, ningún ciudadano tiene derecho a fumigar a otro así sea con agua bendita.
En la actualidad, se está exponiendo a cientos de habitantes del medio rural a sustancias altamente tóxicas como las mencionadas en este artículo, a pesar de que nos siguen llegando, contradiciendo la propaganda engañosa de las empresas, los alertas de los científicos sobre sus consecuencias.
Cancerígeno El glifosato es un herbicida de amplio espectro, en la actualidad el de más alto volumen de producción entre todos los pesticidas. Se utiliza en más de 750 diferentes productos para la agricultura, silvicultura, uso urbano, y aplicaciones domiciliarias. Su utilización se ha incrementado notablemente con el desarrollo de variedades de cultivos genéticamente modificados para ser resistentes a glifosato (y se lo ha) detectado en el aire durante fumigaciones en el agua, y en los alimentos. Existía evidencia limitada sobre su carcinogenicidad en humanos. ¿Por casa como andamos? De acuerdo a la Dirección General de Servicios Agrícolas, en 2014 se importaron en Uruguay 20.766.128 kilos de glifosato formulado y 15.820.166 kilos de glifosato activo. Es decir, más de 36.500.000 kilos. El 60 por ciento de los herbicidas utilizados en el país es glifosato con distintas formulaciones. La expansión de los monocultivos agrícolas y forestales en la última década ha venido acompañada por el aumento del uso de agrotóxicos. En la forestación, que ocupa un área cercana al millón de hectáreas, hay un consumo importante de glifosato en todo el proceso de producción: en el vivero, en la preparación del suelo previa a las plantaciones, para el control de malezas luego de plantar y, finalmente, para eliminar los tocones después de que el árbol es cortado. También el sector lechero y el sector ganadero son potenciales consumidores de glifosato en la medida en que lleven adelante monocultivos en gran escala para pastura o verdeo. Ausencia de reglamentación contra fumigaciones Nada se dice -ni se hace- en relación a los miles de toneladas de agrotóxicos que se están aplicando en las cercanías de las poblaciones. Ni sobre la ausencia de un reglamento que contemple a las viviendas que no están bajo la categoría de “zonas urbanas, suburbanas, centros poblados o escuelas rurales”, que están siendo fumigadas y sus habitantes intoxicados. En la actualidad, se está exponiendo a cientos de habitantes del medio rural a sustancias altamente tóxicas como las mencionadas en este artículo, a pesar de que nos siguen llegando, contradiciendo la propaganda engañosa de las empresas, los alertas de los científicos sobre sus consecuencias. |
Notas
1-. La información fue publicada el 20 de marzo de 2015 por la revista científica médica The Lancet Oncology y está disponible en:
http://www.thelancet.com/ Para acceder haga click aquí:glifosato y Cáncer por OMS (139)
2- Es un cáncer del tejido linfático. Este tejido se encuentra en los ganglios linfáticos, el bazo y otros órganos del sistema inmunitario. Los glóbulos blancos llamados linfocitos se encuentran en el tejido linfático. Ayudan a prevenir las infecciones. La mayoría de los linfomas comienza en un tipo de glóbulo blanco llamado linfocito B o célula B.
Fuente: Rel-UITA