Desde las últimas décadas del siglo XX, asistimos en Latinoamérica a un acentuado y drástico proceso de reordenamiento de los espacios existenciales y físicos. La acelerada desparición de la diversidad biológica y cultural, la emigración y posterior aglomeración de personas en en los grandes centros urbanos, la proliferación de cinturones de pobreza en torno a éstos y la creciente llamada injusticia ambiental son algunos de los síntomas que hablan de nuestro modo de habitar y de nuestro modo de habitarnos