La naturaleza reacciona ante la adversidad y muestra su cara más imponente. Frente a las costas rosarinas, las islas entrerrianas están cambiando. Coincidentemente, desde que comenzó el dragado del Paraná a 32 pies, el río se está comiendo enormes porciones de barranca y los desmoronamientos son cada vez más frecuentes. Una recorrida de La Capital recopiló un documento fotográfico donde se evidencian daños, derrumbes de viviendas, y el achicamiento de las playas entrerrianas