Cuando nos acercamos a la alimentación desde perspectivas transformadoras ponemos toda la atención en el acto de comprar o vender comida; dicho de otra manera, reducimos la mirada al ámbito del mercado, al intercambio de productos entre quien los produce y quien los consumirá. Si ampliamos el zoom con la ayuda de la economía feminista, ¿no veremos muchas más opciones y actos políticos? Nosotras creemos que sí.