Si Hamlet, en su monólogo, se queja de las dilaciones de la Justicia, ¿cómo no ver que en esta cuestión de las pasteras la Justicia no sólo se dilata sino que amenaza con no asomar su rostro? Hamlet, envuelto en las telaraña de crímenes que azotan el reino de Dinamarca, agobiado por las culpas evidentes de culpables impunes, dice su (célebre) frase: “Algo huele a podrido en Dinamarca”