"La cuenca del Paraná ha experimentado cambios radicales en los usos del suelo: deforestación, cambios de prácticas agrícolas, navegación fluvial intensiva que genera el sobredragado del río, alterando su morfología y equilibrio natural, ocupación de humedales y llanuras de inundación. Las consecuencias de estas acciones extractivas son los cambios en el comportamiento hidrológico: crecidas y sequías más intensas y persistentes".