El complejo genético-industrial y los científicos interesados en el éxito industrial de los transgénicos, tienen enfrente a una opinión pública a la que su sentido común le dice que si los científicos están en los laboratorios no es porque sepan mucho, sino porque apenas saben nada y que es peligroso confiar en ignorantes; incluso si, como buenos dialécticos (pero también ignorantes en eso), se hacen pasar por “sabios”.