Desde que la presidenta filipina Gloria Macapagal Arroyo se unió a la "Guerra contra el Terrorismo" global usamericana, Filipinas se ha convertido en escenario de una guerra no declarada que está siendo librada actualmente contra agricultores y sindicalistas, disidentes políticos progresistas, activistas, líderes femeninos y un amplio espectro de periodistas de medios impresos y audiovisuales