La falsa noción de que los biocombustibles son la panacea para la crisis energética y el calentamiento del planeta tiende a imponerse. Mientras que los países ricos se niegan a modificar su producción y sus modelos de consumo insustentables, los países en desarrollo que se embarcan en el cultivo de biocombustibles en gran escala inician un camino destructivo y peligroso