En las negociaciones sobre Cambio Climático desarrolladas en Copenhague se demostró que los representantes de los países desarrollados pretenden atribuirse la toma de decisiones y la imposición de las mismas a todos los pueblos, gobiernos y países del planeta; decisiones inconsultas que afectan la Madre Tierra y el futuro de la humanidad, olvidando que el planeta y su destino no son propiedad exclusiva de un grupo de gobiernos o instituciones internacionales.