Cuando la defensora del territorio Berta Cáceres Flores fue asesinada en su casa, en el oeste de Honduras, en marzo de 2016, sus familiares y compañeras defensoras pidieron inmediatamente acompañamiento internacional, ante la desconfianza en las autoridades del país para investigar el caso. La ayuda ha llegado 9 años después con una expectativa importante: dar con los autores intelectuales del crimen.