"Asistimos así a un momento de reconfiguración de roles y aceleración de tendencias preexistentes para, en el marco de notables seísmos, mantener posiciones y adaptarse a un escenario crecientemente convulso. En esta lógica de que todo cambie para que nada cambie, éstas parecen ser las claves exacerbadas por la nueva normalidad: disputas geopolíticas en escalada; deudas incontroladas; procesos de centralización de capitales; transformaciones en los liderazgos corporativos; propuestas de revisión del papel del estado; redefiniciones de los trabajos y de sus condiciones; gestión securitaria de las emergencias sociales; militarización de territorios; y, finalmente, la necropolítica como dilución de facto del marco internacional de los derechos humanos".