Argentina cuenta con más de 600.000 km² de humedales que representan el 21,5% de la superficie del país, se trata de ecosistemas que son fundamentales por su biodiversidad, su papel en la regulación de inundaciones y sequías, el aporte de oxígeno y el consumo de carbono. Sin embargo, no están protegidos por ley y tampoco se ha avanzado en un relevamiento exhaustivo de sus funciones y características. No se puede proteger lo que no se conoce. No tenemos un inventario completo de la riqueza biológica del humedal Jaaukanigás, ubicado en el río Paraná medio -recientemente afectado por incendios- donde habitan, entre otras especies, las colonias de monos más australes de Sudamérica. Asimismo, desconocemos cuál es el comportamiento específico de cada uno de los salares de altura en la Puna -sometidos a presión por la extracción de litio- y su relación con el sistema de recarga de acuíferos.
En Argentina, "todos los elementos negativos, que suponen perspectivas de agresión a los derechos humanos de las denominadas “poblaciones tradicionales” están presentes y actuantes, aunque sea en régimen de baja intensidad. Y ello constituye una amenaza no apenas a la calidad de nuestra democracia, sino también pone a prueba nuestra capacidad de convivencia y de transformarnos en una sociedad justa, solidaria e incluyente."