"Las grandes corporaciones del campo que se van fusionando y así concentrando cada vez más el negocio de la semilla, de los agrotóxicos y de los alimentos, sabían y saben muy bien lo que hacen, lo piensan, lo diseñan y lo ejecutan a través de profesionales y funcionarios que se someten a la obediencia debida con el agronegocio... Un plan siniestro, apoyado por los gobiernos, por la mayoría de las entidades agropecuarias, por los consejos de ingenieros agrónomos y por la obediencia debida con el agronegocio."