Tener en cuenta el rol de los bienes comunes obliga a una reorientación fundamental de la idea dominante de la propiedad. Disponer de bienes comunes con una orientación utilitaria tiene desventajas graves para la mayoría de los seres humanos en el presente y el futuro. Lo muestran el cambio climático y el consumo, que agota los recursos naturales, y también la economía financiera cuyo afán de lucro ha roto con cualquier vínculo.