"La política minera de los últimos 20 años en Colombia impuesta por el capital multilateral, abre lo que queda de país al capital transnacional que dirige sus empeños a consolidar un modelo desarrollo minero-energético a costa de la vida de millones de seres humanos, al sacrificio de áreas ambientalmente sensibles, a la destrucción de culturas milenarias y a la propagación de la miseria."