Desde los años ochenta, con el estudio del genoma humano, estamos viviendo un segundo génesis. A nivel mundial, se valora el nuevo “oro verde”, los genes, que ahora los científicos pueden aislar, identificar y manipular, gracias a la ingeniería genética; y que duda cabe, detrás están los intereses económicos de las grandes transnacionales que ansían patentar.