En medio del bosque nativo y cerca de un kilómetro del mar, la compañía de capitales españoles Toralla implementó sin ningún permiso sanitario un basural de desperdicios acuícolas en la zona de Quitripulli, en el camino que une las comunas de Chonchi y Queilén, en Chiloé. En el lugar abrió caminos en medio de la impresionante foresta nativa, excavó cunetas y gigantescas zanjas y depositó restos de los choritos que procesa y exporta a Europa