"La soberanía alimentaria nos obliga a todos y todas a defender la alimentación como un derecho humano considerando al alimento como un bien en lugar de una mercancía, y evitar que sea utilizada como herramienta de dominación política usando el desabastecimiento, la elevación e inestabilidad de los precios de los que constituyen la canasta básica, así como los modos salvajes de producción y comercialización para desestabilizar gobiernos constitucionales y soberanos elegidos por el pueblo en democracia."