Más de cinco décadas de industrialización agraria y de reestructuración rural nos han conducido a un medio rural insostenible (ecológica y socialmente), desagrarizado y por tanto dependiente de las ciudades desde una perspectiva económica y, especialmente, cultural. Sin embargo, los actuales retos que plantea el cambio global en curso resitúan la agricultura (sostenible) como una elemento clave en el futuro de nuestra sociedad.