El aumento de las áreas destinadas a los monocultivos forestales, así como la producción de pasta de celulosa, ponen en jaque el derecho al agua consagrado en la Constitución. La Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida ya advirtió que las plantas de celulosa y el modelo forestal violan el principio expresado en la reforma constitucional de 2004, que establece el uso prioritario del agua para consumo humano