Hijas, hijos, pueden dignificar la vida en el campo desde donde estén, sólo hay que mantenerles pendientes en la defensa del campo y la vida digna. Mantenerles en la lucha es una manera de que estén cerca. Si no les hemos dado responsabilidades a las y los jóvenes, no sienten que les toque hacer algo, por eso desde pequeños podemos invitar a los hijos a trabajar la milpa, para que tomen cariño a la tierra y dejarlos experimentar con parcelas agroecológicas, orgánicas y tradicionales, porque ciertamente si los metemos a usar químicos les haríamos mucho daño.