En Colombia, las áreas de menor impacto antrópico negativo y con mayor diversidad biológica suelen ser aquellas habitadas por comunidades indígenas (CECOIN, 2008). Por ello, con propósitos conservacionistas, el Gobierno ha creado un importante número de áreas protegidas sobre tierras de asentamientos indígenas, lo que ha provocado superposición territorial, que ha derivado en conflictos entre los pueblos indígenas y las administraciones de dichas áreas.