Marcados desde la colonia por el comercio, el pueblo indígena de La Guajira habita en la frontera entre Colombia y Venezuela. Entre la falta de agua potable, el extractivismo, los parques eólicos y la crisis humanitaria, los wayúu sobreviven al despojo y la inseguridad alimentaria. En el último tiempo, se suma la violencia producida por la militarización de la región y la disputa territorial entre grupos paramilitares, el contrabando, el narcotráfico y el comercio ilegal de gasolina. El cierre de fronteras pone en crisis las dinámicas familiares y comunitarias.