Colombia, como un país dependiente en el sistema imperante, está subordinado a ciertas dinámicas económicas y sociales, que ocasionan formas de sobreexplotación tanto humanas como de la naturaleza, en donde las comunidades se ven enfrentadas directamente con las consecuencias de un sistema totalmente depredador e inhumano, que ha sido profundizado y potencializado en la etapa neoliberal.