El asalto sobre los territorios de las comunidades indígenas, es más fuerte que nunca. Estas enfrentan ahora las nuevas amenazas de la prospección y explotación de la biodiversidad en sus territorios ancestrales, de la titulación y privatización de sus tierras, y de la expropiación turística de sus manifestaciones culturales, además de las insidiosas agendas externas de desarrollo personificadas en una multiplicidad de programas gubernamentales, sin anclaje en la realidad local