"No es posible imaginar mayor envilecimiento, incapacidad y sometimiento que embarga a aquella clase empresarial de la agroindustria (que supuestamente estaba llamada a emprender el compromiso patriótico para encarar el crecimiento y desarrollo productivo agropecuario del país), así como de algunas autoridades nacionales, que no tienen mejor idea que tratar de embargar y enajenar dicha responsabilidad, nada menos que cediendo la potestad de controlar y administrar soberanamente la producción de alimentos de la nación."