"Un principio antropológico establece que la conservación de la diversidad de plantas como el maíz implica también la conservación y pervivencia de la diversidad cultural. La utilización de los genomas para fines comerciales autorizados por las reglas de bioseguridad aprobadas recientemente, ponen en riesgo esta riqueza genética y la ponen al servicio de intereses de grandes transnacionales, que con patentes, tecnología y dinero vienen a hacer negocios que en nada benefician a las comunidades de origen, que mantienen y resguardan la diversidad local que les permite la manipulación genética y el diseño de sus avanzadas semillas con alto valor en el mercado agrícola internacional"