Cuenta una delas cuatrocientas historias del maíz que cuando las aguas del diluvio se elevaron hasta casi el cielo, el conejo brincó hasta la luna, desde la barca de los que se salvaron. Por eso ahora vemos el conejo en la cara de la luna. Pasó el diluvio y la tierra quedó seca.
México: Los pueblos de la huasteca no conciben la vida separados de la milpa