El derecho a la vida está por encima del resto de los derechos fundamentales. De él se desprende otro sin el cual no es posible vivir: el derecho a la salud. Sin embargo, la industria farmacéutica antepone sus derechos comerciales y el derecho a la propiedad intelectual de sus patentes al derecho a la salud, sin el que tratan de sobrevivir millones de personas en todo el mundo