Son 963 millones de personas las que cada día pasan hambre en el mundo, un aumento de 40 millones con respecto a 2007, y que hacen que el objetivo del Milenio, que se fijaron las Naciones Unidas para reducir la desnutrición y la pobreza extrema a la mitad para 2015, se haya convertido en una auténtica quimera