Ríos tóxicos: la lucha por recuperar el agua acaparada por las plantaciones de palma aceitera en Indonesia

Por GRAIN
Idioma Español
País Asia
- Pescadores en el Río Sambas. Foto: ECOTON

Mientras el mundo continúa luchando contra la pandemia, el acceso al agua dulce se ha vuelto más importante que nunca —en especial porque una de las mejores maneras de protegerse contra el Covid-19 es lavarse las manos regularmente con agua limpia. Una medida simple, pero potencialmente difícil de cumplir, sobre todo entre las comunidades que enfrentan una escasez creciente de agua. Las personas están luchando por el acceso al agua, en la cantidad y calidad necesaria, para beber, cocinar, el aseo personal, el lavado de manos y el cultivo de alimentos.

La crisis climática ha hecho que el agua se convierta en una valiosa mercancía, desatando una frenética carrera por controlar el acceso a este recurso —un fenómeno conocido como acaparamiento de agua. La agricultura es el uso del agua dulce más importante en el mundo. La producción de alimentos y otras materias primas de origen agrícola dan cuenta de más del 80% del uso del agua dulce [1]. El acaparamiento de agua vinculado al acaparamiento de tierras por la agroindustria, ha llevado a innumerables casos de conflictos sociales y destrucción ambiental en todo el mundo. El gran crecimiento de la demanda industrial de aceite de palma, como un aceite vegetal alternativo barato, es un claro ejemplo de esto. Esto ha ocurrido a costa de la destrucción de la selva húmeda, la explotación de trabajadores y de un acaparamiento brutal de tierras y agua.

Estrujando Indonesia, hasta la última gota

Sólo unos cuantos países en el mundo han experimentado la rápida expansión de las plantaciones de palma aceitera como en Indonesia. La palma aceitera no es un cultivo nativo del país y, además, por la naturaleza del árbol, requiere que sea cultivado en una angosta franja de tierra tropical, al norte o al sur del ecuador, con lluvia abundante y distribuida de manera uniforme. El promedio de agua que se necesita durante un periodo de cultivo es equivalente a 3.4 mm de lluvia por día, o 34 mil litros por hectárea (ha) por día [2]. Estas condiciones específicas hacen que el área potencial para las plantaciones de palma aceitera sea bastante reducida y en Indonesia se encuentra parte de ella.

La producción global de palma aceitera es cercana a 72 millones de toneladas y sólo Indonesia produce casi 35 millones de toneladas anuales. Hoy el país tiene una superficie de 14 millones de hectáreas cultivadas con palma aceitera y se espera que aumente [3]. El gobierno indonesio ha promovido y alentado la expansión de las plantaciones de palma aceitera desde que se produjo un gran crecimiento de la demanda en el mercado debido a los biocombustibles, a comienzos del 2000, y tiene planes de expandir la superficie de las plantaciones de palma a 26 millones de hectáreas. Lo que comenzó con una compañía belga que abrió la primera plantación comercial de palma aceitera en Sumatra del Norte en 1911, ahora invade casi todas las islas del país, trayendo consigo un destructivo impacto para las comunidades y el ambiente.

Algunas de las mayores compañías aceiteras que operan en Indonesia, han ampliado su negocio hacia otras partes del mundo. Wilmar International, Cargill, Golden Agri Resources, Socfin Group y Asian Agri están entre los dueños de plantaciones que se expandieron a África y América Latina durante las últimas décadas. Pero ocurre que, Indonesia y Malasia —los dos países que producen casi la totalidad de la palma aceitera del mundo— están demasiado poblados como para que se instalen nuevas plantaciones. Es muy importante evidenciar la realidad diaria y la lucha por el agua de las personas que viven en torno y al interior de las plantaciones de palma aceitera. Las comunidades locales están muy preocupadas por sus fuentes de agua dulce. Pero el impacto a largo plazo de las plantaciones de palma aceitera sobre los cursos de agua dulce parece, hasta ahora, no haber sido tomado en cuenta.

En Indonesia, más de 82 millones de personas ya padecen la falta de un acceso apropiado al agua y a la higiene [4]. Sin embargo, el acaparamiento de agua por parte de las plantaciones de palma es parte de una etapa avanzada de la liberalización hídrica. Ya no es sólo la privatización y la mercantilización visibles del agua como agua potable o embotellada. Se trata también del agua virtual, que corresponde al monto de agua usada en producir alimentos o otros productos. Estos montos son inmensos. Los impactos resultantes pueden clasificarse de varias formas:

- Destrucción masiva de las fuentes de agua que se encuentran aguas arriba de los torrentes debido a la tala de bosques para dar lugar a plantaciones.

- Contaminación de las fuentes de agua para los residentes, ya sea por fertilizantes, por desechos del procesamiento o por sustancias que forman parte de los recursos naturales y que son liberados durante el proceso de extracción.

- El agotamiento de las fuentes hídricas de las que disponen la gente, debido al alto consumo de agua por parte de la industria de la palma aceitera en cada uno de sus procesos de producción.

- Desmonte de tierras para las industrias extractivas, como las plantaciones de palma, lo que redujo la capacidad del suelo de absorber aguas de lluvia y, a menudo, origina inundaciones en torno al área de plantación.

- Acaparamiento de agua fuera del área industrial, debida al aumento de la demanda por agua de beber embotellada en las áreas de producción de palma aceitera, pues hay falta de agua potable [5].

- Mapa de las concesiones de palma aceitera en Indonesia (en naranja). Crédito: Global Forest Watch

Entre 2000 y 2020, el área de las plantaciones de palma aceitera en Kalimantan aumentó más del doble, de 2 millones 400 mil hectáreas a 5 millones 800 mil hectáreas. Kalimantan Occidental es la tercera área más grande de producción de palma aceitera de Indonesia, con plantaciones que cubren cerca de un millón y medio de hectáreas a lo largo de sus once distritos. La expansión de las plantaciones en Kalimantan Occidental se inició en 1980 con el apoyo de instituciones financieras internacionales, como el grupo del Banco Mundial, que promovió entre las comunidades un tipo de agricultura por contrato, conocido como el formato “núcleo/plasma” [6,7]. La presión de las plantaciones de palma aceitera empujó a las comunidades regionales a una lucha común por el acceso a agua dulce y por seguir produciendo alimentos. Pero no sólo es el monto de agua lo que está bajo amenaza por la masiva expansión de las plantaciones de palma aceitera. Las comunidades de dos distritos de Borneo Occidental, los distritos de Ketapang y Sambas, también informan sobre la contaminación de los ríos y de las fuentes de agua, por el uso intensivo de fertilizantes y de pesticidas al interior de las plantaciones [8].

- Mapa de las plantaciones de palma aceitera en Borneo Occidental, Indonesia. Sambas y Ketapang destacadas con círculo rojo9

Sambas

En el poblado de Semanga, en la ribera del río Sambas, donde la mayoría de los habitantes locales son campesinas y campesinos, extractores de caucho y pescadores, la palma aceitera es la principal usuaria de la tierra. Unas 280 hectáreas pertenecen a dos compañías de palma; PT Agro Nusa Investama (ANI), una subsidiaria de Wilmar International y PT Wana Hijau Semesta (WHS), subsidiaria del grupo Duta Palma. Además de estas plantaciones, también hay campos de arroz y huertos propiedad de los habitantes locales.

Las plantaciones de palma comenzaron en el área hace 25 años y desde entonces los pescadores expresan de continuo sus aprehensiones por la contaminación del agua, porque la poblaciones de peces disminuyen año tras año. Según Asmadi, un pescador local de 60 años, antes de la llegada de las plantaciones de palma aceitera, los pescadores capturaban cientos de kilos de pescado, mientras que ahora sólo obtienen entre 4 y 10 kilos por captura.

Casi todos los años hay problemas con los peces muertos en el río, especialmente durante la temporada seca, entre mayo y julio. Generalmente, los problemas comienzan cuando el río toma un color azul verdoso, no natural, y la gente de la localidad saca los peces muertos. La gente dice que estos peces tienen un sabor amargo y ácido y los que lo comen, a menudo sufren dolores de estómago. En un comunicado publicado en la prensa, el director de la oficina de administración ambiental del distrito de Sambas señaló que los incidentes con peces muertos en el río Sambas se debía al aceite de desecho originado en el procesamiento del crudo de aceite de palma que cae al curso del río. Hubo una investigación para verificar si la compañía habría violado las reglas de manejo de desechos, quebrantando estándares ambientales. Hasta ahora, sin embargo, no hay veredicto ni sanciones para la compañía de parte de la autoridad del distrito [10].

El ataque al cultivo del arroz

Son pocas las personas que continúan trabajando en los campos de arroz y hoy la mayoría son mujeres. De acuerdo a Mardiah, una mujer campesina, la deforestación y el uso intensivo de agroquímicos en la producción de palma aceitera ha originado el aumento de las pestes en los campos de arroz de la localidad. Los campos de arroz reciben sobre todo agua de las lluvias, no utilizan riego, y están ubicados en la ribera del río. Además, las raciones de arroz que reparten las empresas de palma aceitera están acabando con el interés por seguir con el cultivo y los pobladores, especialmente los hombres, se están convirtiendo en mano de obra de las plantaciones.

Existen dos fuentes de agua para la población local: un manantial que se origina en las montañas Senujuh, que normalmente es usado para beber y cocinar, y el río Sambas y sus canales, usados para lavar y para el paseo personal. La sustentabilidad del manantial, sin embargo, ha estado amenazada por la minería y las comunidades dependen hoy, sobre todo, del agua del río Sambas. Sus afluentes fluyen entre las plantaciones de palma aceitera antes de llegar al río Sambas. Una investigación realizada por ECOTON encontró 8 fertilizantes distintos y 5 pesticidas que contienen metales pesados tóxicos utilizados en las plantaciones y que han contaminado el agua del río [11].

Aunque los funcionarios de gobierno han reconocido el empeoramiento de la calidad del agua del Sambas, no hay información pública en relación a los contaminantes exactos en el río. Sin embargo, el estado de salud de la comunidad es la evidencia del río contaminado. La contaminación en uno de los tributarios del Sambas, el Sajingan Kecil, causó irritación a la piel en 142 personas [12]. ECOTON, junto con las comunidades del río Sambas, han sacado muestras para identificar los tipos de contaminantes en el río y los canales y determinar su origen. Encontraron un alto nivel de cloro y fosfato en el curso del Samba originado por las plantaciones de palma aceitera.

Observaciones de campo también encontraron que PT Agro Nusa Investama, una subsidiaria de Wilmar, aún usa glifosato y paraquat para controlar malezas en las plantaciones, a pesar que estos dos herbicidas han sido prohibidos en muchos países debido a su toxicidad. El organismo Roundtable of Sustainable Palm Oil (RSPO) [Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sustentable], de la cual Wilmar es miembro, también ha prohibido el uso de paraquat en las plantaciones de palma aceitera de sus miembros. En su informe de sustentabilidad, Wilmar señala que ellos han eliminado el uso de paraquat en todas sus plantaciones desde 2011, pero la evidencia en terreno muestra otra realidad [13].

Ketapang

La comunidad de Simpang Tiga Sembelangaan en Ketapang, Kalimastan Occidental, está rodeada por dos plantaciones de propiedad de PT Agro Lestari Mandiri, subsidiaria de Sinar Mas y PT Ladang Sawit Mas del grupo Bumitama Gunajaya Agro (BGA). Las plantaciones de palma aceitera que se iniciaron en los años 90 han alterado la condición socio-económica y el medioambiente del poblado.

Antes de las plantaciones, el río Pawan, que conecta la ciudad con siete subdistritos, era la única fuente de agua dulce. Además de las dos plantaciones de palma aceitera, a lo largo del río hay otras cinco plantaciones, un asentamiento y fincas de la comunidad.

Después de importantes desmontes de tierras y el inicio de las actividades de las plantaciones, el río se contaminó y las familias, acostumbradas a consumir agua del río, comenzaron a enfermarse. Empujados a hallar otras fuentes de agua, construyeron un depósito de agua simple y una red de distribución hacia sus familias. En los últimos diez años, 670 hogares han contado con un suministro de agua de los manantiales, pagando una contribución mensual de entre 35 y 70 centavos de dólar. Sin embargo, setenta y cinco hogares aún dependen de la plantación de Ladang Sawit Mas para su suministro de agua dulce y otros 140 hogares que no cuentan con suministro vía red de distribución tienen que depender de aguas subterráneas.

El perjudicial impacto de las plantaciones de palma aceitera sobre la vida de los pescadores ha sido absoluto. Por un lado, la alteración que las plantaciones producen sobre los canales tributarios del río y la disminución de la calidad y cantidad del agua, ha reducido rápidamente la pesca. Por otro lado, además de ser pescadores, antes de la llegada de las plantaciones mucha gente cultivaba la tierra. Sin embargo, actualmente la mayoría de ellos trabajan como obreros en las plantaciones. Creyeron que esto les permitiría un ingreso más estable y regular, pero la realidad es que la mayoría de los trabajadores de las plantaciones dependen de préstamos para cubrir incluso sus necesidades diarias más básicas.

Detengamos la destrucción de las fuentes de agua debido a la palma aceitera 

Durante la última década, en la isla tropical de Kalimantan, se ha acaparado más tierra para las plantaciones de palma aceitera que en cualquier otro lugar en el mundo. Además de acaparar principalmente tierras ancestrales de los pueblos indígenas, que corresponden al 40% de la población de las islas, también está destruyendo el ambiente que las rodea, selvas, manantiales y ríos.

Una vez más, la experiencia de las comunidades en Kalimantan Occidental muestra el profundo impacto de las plantaciones de palma aceitera sobre las comunidades locales. Y es una cruel ironía que las comunidades sean forzadas a convertirse en fuerza laboral barata para las plantaciones, en tierras que solían ser de ellos, después que las mismas compañías dueñas de las plantaciones destruyeron sus hogares. Perdieron su acceso a la tierra y el agua, ahora y para las generaciones futuras.

Es también necesario entender que la creciente demanda global por la palma aceitera significa acaparamiento de agua y no sólo para aquellas comunidades que han perdido su tierra, sino también para las comunidades que viven en áreas vecinas, porque el agua y los ríos cubren un amplio territorio y espacio vital para las personas y el medioambiente. Es de suma importancia continuar apoyando y fortaleciendo a las comunidades y sus luchas contra las plantaciones industriales a gran escala. El bienestar y el futuro de las comunidades, de la tierra, del agua y de nuestro clima dependen de esto.

Notas:

[1] UNESCO, Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), Hechos y cifras. Cerca del 80% de los flujos de agua virtual están relacionadas al comercio de productos agrícolas,  http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/water/wwap/facts-and-figures/all-facts-wwdr3/fact-25-virtual-water-flows /[2] Herda Sabriyah Dara Kospa, Kris R.D.Lulofs, Chay Asdak, “Estimating water footprint of oil palm production in PTP Mitra Ogan Baturaja, South Sumatra”, International Journal on Advance Science Engineering Information Technology, 2017,  https://ris.utwente.nl/ws/files/27682641/2451_9479_1_PB.pdf[3] Info Sawit, “Produksi minyak sawit CPO Indonesia Agustus 2019”, consultado en octubre de 2020,  https://www.infosawit.com/news/9383/produksi-minyak-sawit--cpo--indonesia-agustus-2019-capai-34-7-juta-ton[4] Central Bureau for Statistic, “Persentase rumah tangga yang memiliki akses terhadap layanan sanitasi layak dan berkelanjutan, menurut provinsi, 2017-2019”,  https://www.bps.go.id/indicator/23/1558/1/persentase-rumah-tangga-yang-memiliki-akses-terhadap-layanan-sanitasi-layak-dan-berkelanjutan-40-bawah-menurut-provinsi.html[5] The Institute for Ecosoc Right, “Industri perkebunan sawit dan hak asasi manusia”, 2015,  https://www.academia.edu/35282375/INDUSTRI_PERKEBUNAN_SAWIT_DAN_HAK_ASASI_MANUSIA[6] Julia, “Pembangunan untuk Siapa? Implikasi jender perkebunan kelapa sawit terhadap perempuan Dayak Hibun di Kalimantan Barat”, Jurnal Tanah Air, Walhi, octubre-diciembre 2009.[7] Un término que se deriva del modelo de plantación ‘propiedad núcleo’, promovido por el estado e introducido en los años 80, donde los pequeños propietarios (‘plasma’) serían contratados por la gran compañía (‘núcleo’) para producir palma aceitera.[8] Basado en el estudio de ECOTON y organizadores comunitarios sobre la actividad y medios de vida en los dos distritos.[9] Informasi Kelapa Sawit, “Potensi kelapa sawit di Kalimantan Barat”, 2012,  http://informasi-kelapasawit.blogspot.com/2012/11/potensi-kelapa-sawit-di-kalimantan-barat.html[10] Kalbar Kabardaerah, “Diduga terindikasi tercemar limbah CPO, ikan di Sungai Sambas mendadak mati”, 31 julio 2019,  https://kalbar.kabardaerah.com/2019/07/31/diduga-terindikasi-tercemar-limbah-cpo-ikan-di-sungai-sambas-mendadak-mati-%E2%80%8E/[11] ECOTON recopiló la lista de agroquímicos usados en dos plantaciones PT ANI (Wilmar International) y PT LSM-BGA.[12] Pontianak Tribun News, “Sungai tercemar 142 warga dusun Sajingan Kecil terserang penyakit kulit”, octubre de 2016,  https://pontianak.tribunnews.com/2016/10/17/sungai-tercemar-142-warga-dusun-sajingan-kecil-terserang-penyakit-kulit

[13] Wilmar Sustainability Report 2013, “Transformation through engagement”, 2013.  https://www.wilmar-international.com/sustainability/wp-content/themes/wilmar/sustainability/assets/Wilmar%20Sustainability%20Report%202013%20-%20Final%20(low-res).pdf

Fuente: GRAIN

Temas: Agua, Monocultivos forestales y agroalimentarios

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