Minga por la vida: el Parlamento Plurinacional de los Pueblos, organizaciones y colectivos sociales del Ecuador lanzan propuesta
"Presentamos la siguiente propuesta fruto del pensar, sentir y el diálogo colectivo, que tiene como objetivo motivar el debate nacional, la participación de los sectores organizados y no organizados, porque sabemos que la gran tarea de construir un mejor futuro demanda del compromiso y la acción de todos y todas".
MINGA POR LA VIDA: EL PARLAMENTO PLURINACIONAL DE LOS PUEBLOS, ORGANIZACIONES
Y COLECTIVOS SOCIALES DEL ECUADOR AL PUEBLO ECUATORIANO
Introducción
Somos quienes sostenemos la movilización, la rebeldía y los tejidos comunitarios en la larga memoria de este país. Lxs que insistimos en construir poder desde abajo, en colectividad y en asambleas plurales. Somos también lxs que no dejamos de protestar durante los trece años del “correismo y morenismo”, y que a pesar de la criminalización de la protesta, alzamos nuestras voces para denunciar el proyecto de modernización capitalista. Cuando en el levantamiento de octubre del 2019, las élites quisieron imponer con brutalidad policial y militar, las medidas de ajuste y saqueo de los sectores populares; estuvimos en las calles, carreteras, comunidades y barrios. Nosotrxs somos lxs que ante el abandono del Estado y los recortes al pueblo, enfrentamos a la pandemia desde la solidaridad. Somos quienes seguiremos luchando por la vigencia plena de los Derechos Humanos, Colectivos y los Derechos de la Naturaleza.
Durante todos estos años, a la par que estuvimos en las calles, presentamos siempre propuestas y alternativas a las políticas que se imponen desde el poder oligárquico, neoliberal y transnacional. Asimismo, luego del levantamiento de octubre, volvimos a convocar a los pueblos, organizaciones, movimientos y colectivos; y durante varios días nos juntamos a debatir y articular, para darle al país una salida desde el poder popular, que resguarde los derechos del pueblo. Pero el poder de la burguesía y el gobierno de los empresarios es sordo y ciego, y desoyendo los reclamos populares de octubre en contra del neoliberalismo, insistieron en sus políticas represivas de despojo, explotación y precarización de la clase trabajadora, abandono del agro, y promoción y materialización del extractivismo.
En estos meses se han aprovechado indolentemente de la crisis y emergencias sanitarias que trajo el COVID-19; y han aplicado contra la mayoría de lxs ecuatorianxs, medidas agresivas para pagar la deuda externa, aceptando sumisamente las imposiciones del Fondo Monetario Internacional; despidiendo a trabajadorxs y obligándolxs al desempleo, sin protección alguna; desfinanciando la educación pública y negando así el derecho a estudiar a miles de niñxs y jóvenes; en este tiempo, el gobierno de Moreno ha emitido leyes de flexibilización laboral y usufructo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social; y frente a las varias movilizaciones para frenar la arremetida neoliberal, ha decretado estado de excepción y uso progresivo de la fuerza de los militares en casos de protesta social, reunión y organización. El militarismo y la fuerza policial fortalecen aún más el poder de los empresarios, y es que la burguesía imperialista utiliza este aparato represivo para saquear a pueblos que luchan por su autodeterminación. Es por eso que nosotrxs no olvidamos, no perdonamos y no negociamos. Seguimos exigiendo verdad, justicia y reparación por todxs lxs asesinadxs, heridxs y desaparecidxs de octubre.
Son ellxs, lxs burgueses y el sistema capitalista, patriarcal y colonial, quienes nos han llevado a esta crisis multidimensional que amenaza la vida humana y de la naturaleza. Más del 61% de lxs trabajadorxs, es decir alrededor de 5 millones de personas, no cuentan con empleo adecuado, y se ven obligadxs a vivir al día, sin capacidad de ahorro, ni estabilidad, ni futuro; en el capitalismo, esta normalidad es una tendencia imparable que empobrece a millones de compatriotas. El futuro inmediato para la mayoría de ecuatorianxs es desesperanzador: según todas las previsiones de organismos como el FMI y el Banco Central del Ecuador, en este año la economía nacional sufrirá un decrecimiento entre el 6,3% y 9,6%, aumentando las enormes desigualdades que padece el pueblo ecuatoriano.
El gobierno de Moreno se muestra incapaz de solucionar la pandemia al igual que todos los gobiernos que dirigen el mundo capitalista; la emergencia sanitaria devela cómo ésta “nueva normalidad” desestructura y precariza los tejidos de cuidado, sostenidos fundamentalmente por las mujeres, a la vez que aumenta en un 76% la sobrecarga de trabajo no remunerado, trabajo que contribuye con el 20% del PIB .
En este contexto de emergencia, las mujeres representan el 60% de los trabajadores de la salud, el 81% del personal que ejerce la enfermería, el 85% de cuidados directos (infantil, adultos mayores, personas con discapacidad) y el 70% del personal educativo en los niveles primarios y básicos. Y sin embargo, no llegan a ser el 10% cuando de toma de decisiones se trata. A esto se suma que para muchxs compatriotas resulta difícil e imposible cumplir las normas de “aislamiento y distanciamiento social”, pues alrededor de 3,8 millones de familias habitan en viviendas precarias; y 1,37% millones de hogares viven en condiciones de hacinamiento y sin acceso a servicios sanitarios básicos. Esta situación provoca que la crisis sanitaria deje como uno de sus trágicos resultados más de 21.000 fallecidxs entre marzo y junio de este año, muchos más de lxs registradxs el año pasado, en el mismo periodo. Nosotrxs responsabilizamos al gobierno de Lenin Moreno y sus políticas de exterminio, de las miles de pérdidas humanas en estos meses de COVID19, vidas que en su gran mayoría han sido de compañerxs de la clase trabajadora, pertenecientes a los barrios populares, campesinxs e indígenas. El subregistro de fallecidxs es la muestra clara de que para este gobierno de los empresarios, nuestras vidas no importan..
Pero esta tragedia no solo es consecuencia de la pandemia, es sobre todo resultado de la crisis estructural, la corrupción pública y privada, el reparto de hospitales como botín político y de la indolencia del gobierno. Ningún país puede enfrentar una emergencia de tal magnitud cuando hay un recorte sistemático del presupuesto a salud: de 353 millones de dólares en 2017 pasó a 186 millones en 2019, agravado más por la negligencia gubernamental ya solo se ejecutaron 110 millones de este reducido presupuesto. Exigimos la derogatoria inmediata de la Ley de Apoyo Humanitario y la ley de Finanzas Públicas, por ser inconstitucionales y anti populares.
Otro de los temas estructurales donde se expresa la crisis está en el agro. El injusto acceso a la tierra y al agua; y la comercialización monopolizada por las grandes cadenas alimenticias y la intermediación siguen siendo los problemas centrales de la desigualdad. Según el mismo Ministerio de Agricultura, la agricultura familiar, campesina, indígena y comunitaria apenas accede al 31% de la tierra, mientras las unidades medianas y grandes poseen el 69%. La situación de las mujeres rurales es más grave, pues su acceso a la tierra es apenas del 25%, lo que da cuenta de la violencia patriarcal y de las injusticias de género. En el caso del agua, hasta el año 2019, la entrega del caudal asignado por el Estado a las pequeñas unidades de producción apenas es de 10 mil litros por segundo, mientras que a la agricultura empresarial se le entrega 357 mil litros de agua por segundo, que se destinan en su mayoría para la agroexportación. Asistimos a una acelerada destrucción de la naturaleza (manglares, ríos, mares, bosques, páramos), que no han hecho más que evidenciar que las crisis ecológicas están ligadas a la búsqueda de ganancias infinitas y de explotación ilimitada de los más poderosos.
Esta situación muestra la larga historia de saqueo a los pueblos y nacionalidades, a la clase trabajadora y al campesinado; reflejada en el estancamiento de la actividad económica; en la reducción y deterioro del empleo, la precarización y flexibilización impuesta a lxs trabajadorxs; en la sobrecarga de trabajo de cuidado no remunerado sostenido por las mujeres; en el aumento de la concentración de la riqueza en pocas manos; en la desigualdad y la injusticia social; en diversas y crecientes formas de violencia, en la promoción de los extractivismos; en el cierre de pequeñas empresas; en el incremento de la pobreza (sobre todo en el sector rural); en el grave deterioro de la economía familiar comunitaria y campesina, y en el reforzamiento de la agroindustria; en la violencia machista que cobra la vida de mujeres, niñas y adolescentes todos los días; en el sostenimiento del racismo; en los intentos de privatizar y desmantelar la educación, la seguridad social (IESS) y la salud; en la frustración de la población; etc.
La pandemia del COVID19 no ha hecho más que profundizar esta crisis general cíclica del capitalismo y el fallido proyecto de las clase dominante, que aumenta su riqueza, mientras desampara al pueblo. Así mismo se revela la reforma institucional neoliberal implementada por el gobierno de Moreno y su proyecto de desmantelamiento de lo público común, sólo posible bajo el uso de la represión y la suspensión prolongada del orden jurídico. Es por eso que quienes formamos parte del Parlamento de los Pueblos, mantenemos el fuego de la memoria de octubre; y así honramos la insurrección indígena y popular de lxs miles de ecuatorianxs que fueron primera línea, olla común, cacerolazo, medio comunitario, exigencia de justicia, grito, dignidad, solidaridad.
Sepan que en todo este tiempo de cuarentena no hemos dejado de sentir dolor por las pérdidas humanas, ni de acompañar en el duelo a las familias, ni de desplegar iniciativas de cuidado que preserven la vida; tampoco hemos dejado de indignarnos y denunciar a quienes nos gobiernan, porque mientras desprecian nuestras vidas; ellos, los ricos de este país, maximizan sus ganancias a costa de lxs trabajadorxs.
Sabemos que ante la situación crítica del Ecuador, se necesita una propuesta integral de cambio estructural, así como la organización y unidad de los sectores populares: de lxs trabajadores/as, pueblos indígenas, mujeres, estudiantes, artesanos, pequeños/as y medianos productores/as, desempleados/as, intelectuales, etc.; no bastan parches de ningún tipo.
Anhelamos una transformación que supere el actual orden capitalista, colonial y patriarcal que sofoca a la vida en todas sus dimensiones. En esa medida, también sabemos que las propuestas colectivas deben abordar los problemas desde múltiples dimensiones de corto, mediano y largo plazos. Es por eso que asumimos que lo que aquí se propone son salidas a la coyuntura, y son simultáneamente caminos para construir alternativas de transformación más profundas. Creemos en la capacidad de cuidar, proponer, imaginar y rebelarse de la gente.
Estamos aquí nuevamente, para plantearles que hay propuestas; que para superar la crisis y la ineficiencia de este gobierno corrupto, podemos autoorganizarnos en comunidades, barrios y organizaciones locales, y continuar soñando, construyendo y tejiendo; estamos aquí para recordarnos que éste es nuestro tiempo, es el tiempo de la dignidad y solidaridad, es el tiempo de los pueblos del Ecuador.
Presentamos la siguiente propuesta fruto del pensar, sentir y el diálogo colectivo, que tiene como objetivo motivar el debate nacional, la participación de los sectores organizados y no organizados, porque sabemos que la gran tarea de construir un mejor futuro demanda del compromiso y la acción de todos y todas.
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Fuente: OCARU